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Trastornos frecuentes del alzhéimer: deambulación

Este comportamiento es uno de los que más miedo provocan al cuidador por el riesgo que hay de que la persona se pierda o sufra algún accidente

Deambular es un comportamiento muy habitual entre las personas con alzhéimer u otro tipo de demencia. El problema no se encuentra en el hábito, sino en no poder garantizar que nuestro familiar lo haga en un entorno seguro. En este artículo te mostramos cómo manejar este comportamiento y cómo garantizar la seguridad de tu ser querido.

Fue visto y no visto. Ocurrió en un instante. Elena recuerda perfectamente aquel incidente porque se pegó un susto de muerte. Acababan de mudarse a una casa más grande, situada en una urbanización a la entrada de la ciudad. Su padre, que sufría alzhéimer en fase moderada, estaba viviendo con ella.

Elena se encontraba en la cocina preparando la cena. Su padre, sentado, miraba a través de la ventana. Cuando terminó de cortar la cebolla, levantó la cabeza y, de repente, ya no estaba.

Miró en todas las habitación y ni rastro de él. Salió a la calle y tampoco. Pocas veces en su vida había sentido tanto miedo. Su cabeza era un torbellino de posibilidades, cada una peor que la anterior. Y si ha intentado cruzar la carretera y le ha pillado un coche, y si ha comenzado a andar y no le encuentro antes de que anochezca, y si se cae y se rompe algo…

Nunca antes su padre se había marchado de casa y ella no sabía por dónde empezar. Afortunadamente, lo encontró antes de que saliera de la urbanización, justo cuando quedaba muy poco para salir a la carretera.

Elena había vivido una de mayores pesadillas a las que se enfrenta un cuidador. A partir de ese día, decidió informarse para evitar que esta situación volviera a producirse.

Lo que le ocurrió a Elena le ha pasado a muchos cuidadores. Que una persona con alzhéimer u otro tipo de demencia se pierda o se aleje accidentalmente es más frecuente de lo que imaginamos.

Según la Asociación de Alzhéimer de EEUU, el 60% de las personas con demencia deambularán en algún momento durante el desarrollo de su enfermedad. Puede ocurrir en cualquier instante, incluso, si la persona no lo ha hecho antes.

Se denomina deambular cuando una persona camina sin un rumbo fijo, pero lo curioso es que este término no es correcto para describir esta situación.

El cuidador lo utiliza porque cree que la persona con demencia no se dirige hacia ningún lado, y no es cierto, la persona sí quiere ir a un lugar, el problema es que puede haber olvidado hacia dónde se dirigía o cómo llegar hasta allí.

Incluso es posible que quiera ir a algún lugar al que iba en el pasado y ya no recuerda que no forma parte de su vida actual. En mucha ocasiones, simplemente, no es capaz de explicárselo al cuidador.

Caminar no constituye un problema en sí mismo porque puede aliviar el estrés, ayudar a combatir el aburrimiento y supone un buen ejercicio. El problema surge si no podemos garantizar que la persona lo haga en un entorno seguro, en el que no haya ningún riesgo de que se pierda o de que pueda hacerse daño con algún objeto u obstáculo.

Las personas con demencia suelen tener problemas de orientación y de memoria, lo que les impide, por ejemplo, encontrar el camino de vuelta a casa, y eso pone en peligro su seguridad.

Si nuestro familiar deambula, tenemos que, además, vigilar si camina hasta el agotamiento, si pierde peso o si se cae.

La mejor manera de aproximarse a este comportamiento es proporcionando una atención centrada en la persona. Para ello, tenemos que conocer a quien estamos cuidando, saber qué necesidades tiene y su historia de vida.

En un centro residencial, había un paciente que todos los días, a las 8.00 de la mañana, comenzaba a deambular. Tras preguntar a la familia, la terapeuta descubrió que esa persona había trabajado en una fábrica durante 30 años y que su hora de entrada era las 8.00 de la mañana.

Con esta información, la terapeuta diseñó un plan para mantenerle distraído, antes de las 8.00 h, con el fin de frenar su deseo de deambular.

En cualquier caso, deambular es un comportamiento que con el tiempo puede cambiar. A veces, solo dura algunos años.

Pasos para enfrentarnos con éxito a la deambulación

El primer paso para saber cómo manejar este comportamiento es describir cómo se comporta tu ser querido. Esta lista de preguntas puede ayudarte.

  • ¿Está tratando de escapar y salir de casa?
  • ¿Se mueve continuamente de un lugar a otro sin que tú puedas adivinar si se dirige hacia una dirección o a hacia un destino en concreto?
  • ¿Camina hacia un objetivo? Por ejemplo, está buscando a una persona, una cosa o se dirige hacia un lugar.
  • ¿Se despierta en medio de la noche o actúa como si estuviera desorientado?
  • ¿Sale de un local y se pierde?
  • ¿Camina de forma ansiosa?
  • ¿Tiene problemas para localizar en casa las distintas habitaciones?
  • ¿Siente que está en peligro, que alguien le quiere hacer daño?

Segundo paso: hay que observar la hora del día y la frecuencia con la que la persona tiene este comportamiento. De esta manera, el cuidador puede llegar a descubrir patrones de comportamiento y diseñar un plan para reconducirlo. Estos son algunos ejemplos frecuentes:

  • Todos días nuestro familiar se levanta por la noche, a las 4.00 h de la mañana, e intensa irse de casa.
  • Una vez al mes, durante la noche, la persona enciende todas las luces de la casa y despierta a toda la familia.
  • Todas las mañanas repite este comportamiento durante unas horas.
  • Ocurrió una vez mientras estaba de vacaciones.

Tercer paso: tratar de averiguar qué provoca este tipo de comportamientos.

  • Lo primero es asegurarnos de cómo se encuentra de salud tu ser querido.
  • Está tomando una nueva medicación o ha habido un cambio de dosis en su tratamiento.
  • Crees que podría tener alguna necesidad, como ir al baño, comer, beber o quizá experimenta algún tipo de dolor.
  • Parece que está ansioso o, por el contrario, se muestra aburrido.
  • Qué rutina tenía antes de caer enfermo.

Causas frecuentes que pueden provocar la deambulación

Las preguntas formuladas anteriormente constituyen una buena guía para tratar de entender qué le está ocurriendo a nuestro ser querido. Como también lo es conocer algunas de las posibles causas que han provocado su deseo de caminar.

  • Miedo o estrés. Quizá nuestro familiar no reconoce dónde vive, incluso, aunque sea una casa en la que lleve mucho tiempo. Quizá crea que todavía se encuentra en la casa de su infancia o en otra de la que se mudó hace mucho tiempo. O quizá hay mucho ruido en el ambiente o se ha producido una situación que le genera confusión.
  • Pérdida de memoria. Puede que esté buscando el baño o que quiera ir a la cocina a comer algo o, simplemente, tomar un poco de aire fresco, y no sepa encontrar el lugar al que quiere dirigirse. Al perder la memoria a corto plazo, puede haberlo olvidado. Por ejemplo, a lo mejor ha ido a hacer un recado, y de repente ya no recuerda qué quería comprar. O ha olvidado que la persona con la que vive le ha dicho que iba a salir, y comienza a buscarla.
  • Puede estar intentando encontrar a personas de su pasado porque ha olvidado que han muerto.
  • Antiguas rutinas. Quizá se ha levantado desorientado, y cree que tiene que ir a trabajar o a buscar a sus hijos al colegio o a comprar el pan antes de que cierren. Esto puede suceder porque las personas con demencia sufren insomnio, y se despiertan temprano y se desorientan. Además, los problemas de vista y de pérdida de audición les puede llevar a interpretar las sombras o los sonidos de manera amenazadora.
  • Es incapaz de diferenciar los sueños de la realidad. Por eso, reacciona de forma extraña ante situaciones que no son reales.
  • Puede caminar para aliviar el dolor o porque se siente incómodo. Igual le duelen los dientes o está estreñido o tiene una infección. En ocasiones, se debe a que la ropa le molesta porque le está ajustada o porque tiene calor o frío.
  • Quizá quiere hacer más ejercicio porque tiene demasiada energía y necesita exteriorizarla o puede ser un hábito que siempre ha tenido. En ese caso, sería conveniente que su ser querido practique algún programa de ejercicio que le guste.
  • Agitación. La enfermedad puede producir unos cambios en el cerebro del paciente que provocan que éste sufra ansiedad o inquietud. Ese estado es lo que le podría llevar a tener esas ganas de andar.
  • Por aburrimiento. A las personas con demencia cada vez les resulta más difícil concentrarse durante un periodo de tiempo prolongado. Caminar es la forma que utilizan para mantenerse ocupados.

Qué medidas se pueden tomar

  • Para empezar, si ha observado que su familiar deambula, lo primero que hay hacer es llevarle al médico para identificar si este comportamiento está producido por una enfermedad o porque sufre algún tipo de dolor o por los efectos secundarios de algún medicamento.
  • En segundo lugar, hay que garantizar su seguridad mediante la instalación de alarmas y cerraduras en las puertas y en las ventanas. Colocar una cerradura adicional en la parte superior de la puerta, para evitar que nuestro ser querido pueda abrirla porque está fuera de su campo de visión, puede ser una buena opción.
  • Instalar alarmas en las puertas y en las ventanas por si nuestro familiar las abre.
  • Instalar una alarma que nos avise cuando la persona cruza una determinada zona.
  • Una forma de disuadir a nuestro ser querido de que abra una puerta que dé al exterior y que consideremos que puede ser peligroso para él, es camuflarla con un cartel o con una tela. De esta forma, no la encontrará.
  • También se puede poner un letrero de advertencia que diga No entrar o Detenerse. Muchas personas con demencia no abren puertas con este tipo de mensajes.
  • Colocar un felpudo negro delante de la puerta porque los pacientes con demencia, a menudo, identifican las áreas oscuras con agujeros, y por eso no caminan sobre ellos.
  • Identifique las habitaciones con carteles o imágenes grandes que señalen que hay detrás de la puerta, como el baño, la cocina o el dormitorio para que su familiar pueda encontrarlas.
  • Por la noche puede dejar dadas unas luces de seguridad con el fin de que, si su ser querido se despierta, no se desoriente y pueda encontrar, por ejemplo, el baño.
  • Esconda las llaves, el billetero, el bolso o el abrigo para evitar que su familiar salga de casa. Algunas personas nunca saldrían sin llevar sus llaves.
  • Desviar la atención de su familiar. Si su ser querido insiste en salir porque quiere ir a buscar a sus hijos al colegio, puede decirle que los va a traer una vecina. En el caso de que quiere marcharse a trabajar, puede comentarle que hoy es festivo. El objetivo es no contradecirle, sino desviar su atención y, cuando esté más tranquilo, proponerle hacer una actividad que le guste.
  • Deje en una mesa ropa para doblar, por ejemplo, calcetines, toallas. O propóngale que guarde los cubiertos en un cajón. Con estas actividades le mantendrá ocupado.
  • Retire las alfombras y los objetos que puedan provocar que su familiar tropiece cuando se mueva en el interior de la casa.
  • Marque su ropa con su nombre, dirección y teléfono de contacto, por si se pierde.
  • Informe a sus vecinos y a los comercios que tenga cerca de su domicilio de que su familiar tiene problemas de memoria para que sepan cómo actuar si un día le ven desorientado.
  • Cuando salga su familiar, observe si tiene un sitio al que le gusta dirigirse. Esta información puede serle muy útil en caso de pérdida.
  • Identifique cuáles son los lugares que hay cerca de casa y que constituyen un mayor peligro para él. En el caso, de que tenga que buscarle, saber donde se encuentran facilitará la organización de su búsqueda.

Cómo evitar que nuestro familiar pueda perderse

Para empezar hay que asegurarse de que nuestro familiar lleve siempre un tipo de identificación en el que ponga su nombre, dirección, teléfono, y que es una persona con problemas de memoria. Una opción sería utilizar una pulsera de Alerta Médica que contuviera esta información.

En cuanto a conocer su localización, hay dispositivos que utilizan el GPS (sistema de posicionamiento global por satélite) para saber en todo momento dónde se encuentra la persona. El aparato recibe información, a través de los satélites, sobre la situación de nuestro familiar.

Hay muchos tipos de móviles que cuentan con esta tecnología, aunque de nada sirve si nuestro familiar se lo deja en casa, lo pierde o se queda sin batería.

También hay aparatos diseñados especialmente para los adultos mayores, que cuentan con otras funcionalidades muy útiles, como tener un botón grande SOS para apretar en el caso de que nuestro familiar necesite ayuda. Algunos, además, se iluminan y permiten aceptar o rechazar una llamada.

Entre los diversos diseños, se encuentra el que tiene forma de pulsera. Les hay que cuentan con un sensor que avisa al cuidador sobre si la persona lo lleva puesto o se lo ha quitado.

-Los que tienen forma de colgante, pueden incluir, además, del localizador con GPS, un botón SOS para pedir ayuda y un sensor que detecta que la persona ha podido sufrir una caída. En ese caso, envía automáticamente una señal de emergencia al cuidador. Algunos permiten llamadas bidireccionales.

-Hay diseños tan pequeños que se pueden meter en la chaqueta de nuestro familiar sin que él lo perciba. Otros tienen forma de llavero.

-Algunos relojes GPS incluyen, además, otras funcionalidades para medir parámetros relacionados con la salud.

-También existen zapatos que llevan en el interior de la suela un GPS. Este localizador puede enviar notificaciones para advertir al cuidador de si la persona se aleja más de 50, 100 o 500 metros de casa. Además, muestran en un mapa la posición en que se encuentra. El problema es que, por ahora, solo se venden en Japón.

-A la hora de elegir un localizador GPS, nos debemos fijar en la capacidad de la batería que tenga el dispositivo y si cuando está a punto de agotarse avisa al usuario. También hay que tener en cuenta de qué material está hecho. Hay algunos que apenas consumen energía y funcionan con más rapidez y precisión.

Algunos modelos permiten delimitar un perímetro de seguridad, de forma que si nuestro familiar se aleja de esa zona, el dispositivo envía rápidamente un mensaje.

También hay que fijarse en si el aparato cuenta con una funda impermeable que le proteja de las inclemencias climáticas.

-Algunos localizadores GPS, que utilizan redes móviles para informar sobre dónde se encuentra nuestro familiar, exigen una cuota mensual por el servicio. Conviene tenerlo en cuenta para saber, finalmente, cuál es el precio final del dispositivo.

Qué hacer si nuestro familiar se ha perdido

 Puede ocurrir que, a pesar de haber tomado todas las precauciones, nuestro ser querido se pierda. En ese caso, debemos actuar rápidamente.

  • Avisar a la policía si después de buscarlo durante 15 minutos no lo hemos encontrado.
  • Cuando comencemos a buscar, recordar si nuestro familiar es diestro o zurdo. Generalmente, las personas con demencia suelen elegir la dirección de la mano dominante.
  • Tener cerca una foto de reciente que podamos entregar a la policía.
  • Llevar ropa usada de nuestro ser querido y ofrecérsela a las autoridades, por si en la búsqueda deciden emplear perros.

 

 

Fecha de publicación: 29 julio 2021

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