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¿Qué tratamientos hay para los síntomas del alzhéimer?

Los medicamentos actuales sirven para retrasar el deterioro cognitivo, pero a medida que la enfermedad avance serán menos efectivos

La enfermedad de Alzheimer sigue siendo un enorme reto para la ciencia. A pesar de todas las investigaciones que se han llevado a cabo, los tratamientos con los que se cuenta actualmente solo actúan sobre los síntomas. Aquí hacemos un repaso de todas las opciones, tanto de los que actúan sobre el deterioro cognitivo como de los que se utilizan para los trastornos de comportamiento.

La enfermedad de Alzheimer tiene un enorme impacto en la sociedad. En España se calcula que afecta a 1,2 millones de personas. Sin embargo, todavía no existen medicamentos que actúen sobre la causa. De hecho, se sigue investigando para saber cómo se produce.

La ciencia baraja varias hipótesis y sobre ellas se han desarrollado cuatro fármacos que pertenecen a dos familias distintas de medicamentos (los inhibidores de la colinesterasa y los reguladores del glutamato). Todos ellos actúan sobre los síntomas. Esto significa que solo pueden retrasar temporalmente el deterioro cognitivo, como la pérdida de memoria o la dificultad para pensar.

Todos estos medicamentos, a medida que el alzhéimer va avanzando, se vuelven menos efectivos.

Los inhibidores de la colinesterasa

Una neurona por sí misma no tiene ningún poder salvo si se puede comunicar con otras. Su poder reside, por tanto, en sus conexiones. Pero para que una neurona pueda comunicarse con otra neurona utiliza tanto señales eléctricas como mensajeros químicos. Uno de esos mensajeros químicos es la acetilcolina.

La acetilcolina está asociada con la memoria, el aprendizaje y las contracciones musculares.

Se sabe que el cerebro de una persona con alzhéimer cuenta con niveles más bajos de esta sustancia. Esta enfermedad, además, provoca que se pierden células nerviosas que producen esta sustancia.

Los inhibidores de la colinesterasa aumentan los niveles de la acetilcolina al impedir que se degrade y, por lo tanto, reducen algunos de los síntomas de esta enfermedad, relacionados con la memoria, el pensamiento, el lenguaje y el juicio.

Nombre de los medicamentos

  • Donepezilo: está aprobado para tratar todas las etapas de la enfermedad de Alzheimer. Se utiliza para retrasar los síntomas de las etapas leve, moderada y grave. Viene presentado en comprimidos.
  • Rivastigmina: está aprobado para la enfermedad de Alzheimer de leve a moderada, así como para la demencia de leve a moderada asociada a la enfermedad de Parkinson. Viene presentado en cápsulas o parche transdérmico.
  • Galantamina: este medicamento se utiliza para prevenir o retrasar los síntomas de la enfermedad de Alzheimer leve a moderada. Se presenta en cápsulas o en solución oral.

Aunque no existen diferencias en cuanto a su eficacia, algunos pacientes responden mejor a algunos o experimentan menos efectos secundarios.

Efectos secundarios

Entre los más comunes se encuentran náuseas, vómitos y pérdida de apetito. También se puede sufrir malestar gastrointestinal, estomacal, fatiga y dolores musculares.

En el caso de que la persona experimente mareos, un ritmo cardiaco más lento, caídas, dolores de cabeza o pérdida de peso involuntaria, hay que comunicárselo al médico lo antes posible.

Antes de comenzar con este tratamiento, los pacientes deben someterse a un electrocardiograma. También se debe tener cuidado si la persona ha sufrido una enfermedad de úlcera péptica o duodenal.

En un pequeño grupo de pacientes se detectó, al comenzar el tratamiento, un empeoramiento agudo relacionado con la cognición o con un estado de mayor agitación. En esos casos, el tratamiento debe suspenderse inmediatamente.

¿Cómo se sabe si el tratamiento está haciendo efecto?

Si no se produce una respuesta después de tres meses, es razonable considerar suspenderlo. En cualquier caso, esta decisión debe ser tomada por el médico porque no existen opiniones unánimes en ambos sentidos.

Según el artículo, Tratamientos farmacológicos en la enfermedad de Alzheimer (Drug treatments in Alzheimer’s disease), alrededor de un tercio de los pacientes no muestra ningún beneficio y una proporción menor (alrededor de un quinto) muestra un beneficio mayor. Se espera que alrededor de un tercio de los pacientes no toleren los inhibidores de la colinesterasa debido a sus efectos secundarios.

En varios estudios, según la publicación Medicamentos para la enfermedad de Alzheimer, de Harvard Medical School, se afirma que los pacientes con alzhéimer de leve a moderada, tras ser tratados con estos fármacos, experimentaron mejorías modestas en su función cognitiva o un deterioro más lento. Algunas personas han podido volver a realizar algunas actividades diarias, como comer y bañarse.

Reguladores del glutamato

Este tipo de fármacos actúan regulando la actividad del glutamato, otro mensajero químico que ayuda al cerebro a procesar la información. Cuando esta sustancia se produce en cantidades excesivas, puede provocar la muerte de las células cerebrales.

En la enfermedad de Alzheimer, las células dañadas filtran demasiado glutamato, lo que interfiere con el aprendizaje y la memoria. Se cree que la memantina protege las células cerebrales al bloquear los efectos que produce el exceso de esa sustancia.

Memantina: está aprobada para tratar los síntomas del alzhéimer de fase moderada a severa. Su efecto podría permitir, por ejemplo, que los pacientes mantuvieran ciertas funciones, como la capacidad de usar el baño por sí mismos durante algunos meses.

Puede provocar efectos secundarios, como dolor de cabeza, estreñimiento, confusión y mareos, pero, por lo general, son temporales. Suele producir menos efectos secundarios que los inhibidores de la colinesterasa.

Este medicamento, al tener un mecanismo de acción diferente del de los inhibidores de la colinesterasa, se puede prescribir en combinación con esta familia de fármacos.

¿Cuándo se debe empezar y suspender el tratamiento?

Salvo que el paciente sufra una patología previa que le impida tomarlo, los médicos generalmente recomiendan que la persona comience con el tratamiento inmediatamente después de recibir el diagnóstico.

Debido a que la enfermedad de Alzheimer es un proceso degenerativo puede que sea beneficioso que la persona siga con el tratamiento, incluso, si no muestra ninguna mejoría. El hecho de que el paciente pueda seguir realizando actividades o que no haya experimentado un cambio en el comportamiento durante seis meses o un año ya es sí es una señal positiva. Si se suspende el tratamiento, la persona podría empeorar más rápidamente.

El momento de suspender la medicación podría ocurrir cuando la persona está postrada en la cama y no puede realizar las actividades de la vida diaria, como lavarse o comer por sí misma. O si no existe un beneficio claro y la persona no tolera los efectos secundarios.

Preguntas para determinar si el tratamiento está haciendo efecto

Algunas personas experimentan sutiles mejoras tras tomar estos medicamentos. Estas preguntas nos ayudarán a determinar si están haciendo efecto.

  • ¿La persona parece ahora más alerta, comunicativa y muestra más interés que antes?
  • ¿La persona está menos apática a la hora de disfrutar de actividades que hacía antes de que surgiera la enfermedad?
  • ¿La persona es capar de hacer por sí misma algunas actividades que antes no podía llevar a cabo? Como, por ejemplo, lavarse.
  • ¿La persona está más contenta y parece menos ansiosa o frustrada?

¿Qué preguntas puede hacer al médico cuando comienza el tratamiento?

  • ¿Qué beneficios puede experimentar al tomar este medicamento?
  • ¿Qué tiempo pasará hasta que comience a notar alguna mejoría?
  • Si olvida alguna dosis ¿qué debe hacer?
  • ¿Qué efectos secundarios podría experimentar?
  • ¿Con qué efectos secundarios hay que suspender la medicación?
  • Si suspende el tratamiento repentinamente ¿qué podría suceder?
  • ¿Qué medicamentos podrían interactuar con este tratamiento?
  • ¿Este tratamiento podría afectar a otras enfermedades?
  • ¿Hay algún cambio que se deba notificar de inmediato?
  • ¿Con qué frecuencia hay que volver a revisión?

Síntomas no cognitivos (conductuales y psicológicos)

El alzhéimer no solo provoca alteraciones en la memoria y en el pensamiento, también produce alteraciones conductuales y psicológicas que afectan a la calidad de vida del paciente. El daño cerebral producido por esta enfermedad provoca que los pacientes sufran agitación, alucinaciones, delirios y alteraciones en el sueño.

En las últimas etapas de la demencia el paciente puede sufrir:

  • insomnio
  • agitación
  • ansiedad
  • deambulación
  • agresividad
  • delirio y alucinaciones

En primer lugar, los expertos recomiendan hacer frente a estos síntomas mediante terapias no farmacológicas, pero, en ocasiones, es necesario recurrir a medicamentos.

Para tratar los problemas emocionales y de comportamientos se utilizan tres clases de medicamentos: antidepresivos, ansiolíticos y antipsicóticos.

  • -Los antidepresivos se usan para reducir la irritabilidad, mejorar el apetito y el sueño y aumentar la energía, lo que favorece que el paciente se vuelva más sociable. En ocasiones, también se prescriben estos medicamentos porque la persona con alzhéimer sufre, además, una depresión. A menudo los primeros fármacos que se recetan son los inhibidores selectivos de la recaptación de la serotonina, como Fluoxetina (Prozac). Si el paciente presenta problemas para dormir, a veces, se le receta un antidepresivo sedante como la trazodona.
  • Medicamentos contra la ansiedad. Estos medicamentos pueden ayudar a los pacientes que sufren ansiedad o se muestran inquietos o agitados. Debido a que estos fármacos son sedantes también pueden facilitar el sueño a los pacientes con problemas para dormir y ayudar con las alteraciones que, a veces, experimentan al final de la tarde. Los ansiolíticos hacen efecto más rápidamente que los antidepresivos. Su acción se nota a la hora de haberlos tomado. Hay que tener en cuenta que los adultos mayores son especialmente sensibles a estos medicamentos. Si la dosis es demasiado alta, el paciente puede experimentar un exceso de sedación y ser más propenso a sufrir una caída.
  • Antipsicóticos. Estos medicamentos pueden utilizarse para reducir los problemas de conducta, como la ira y la agresión, provocados por los delirios, las alucinaciones, la paranoia o por sufrir una agitación severa.

Sin embargo, son fármacos que exigen ser administrados con precaución. En el 2005, La Administración de Medicamentos y Alimentos de los EE.UU (FDA) exigió incluir una advertencia de peligro en lo prospectos, basándose en la revisión de 17 estudios, en los que se observó que los pacientes con demencia que tomaban estos medicamentos tenían una tasa de muerte, hasta un 50% más alta, que los tomaban placebo (sustancia inocua) debido a enfermedades cardiovasculares y a neumonía.

También provocan otros efectos adversos, como temblores, lentitud en los movimientos, somnolencia y aumento de peso.

Debido a estos riesgos, estos medicamentos se deberían usar durante un corto plazo y solo para comportamientos agitados, agresivos o psicóticos.

 

Referencias:

-Medications for Alzheimer’s disease. Harvard Medical School.

https://www.health.harvard.edu/newsletter_article/medications-for-alzheimers-disease

Medications for Alzheimer’s disease: are they right for you?

https://alzheimer.ca/sites/default/files/documents/medications_are-they-right-for-you.pdf

-Drug treatments & dementia.

https://www.dementia.org.au/national/about-dementia/how-is-dementia-treated/drug-treatments-and-dementia

-Drug treatments in Alzheimer’s disease

https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC5922703/

Fecha de publicación: 2 junio 2021

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