Te enseñamos

Leve

La apatía es el síntoma más frecuente en la enfermedad de Alzheimer

El paciente pierde la motivación y la iniciativa, se comporta como si nada le importara

Cuando nos referimos a la enfermedad de Alzheimer, hay muchos trastornos de comportamiento que nos vienen a la mente (enfados, agresiones, ansiedad, agitación, repetir una acción una y otra vez, deambular) pero hay uno, el más frecuente, que suele pasar desapercibido: la apatía.

Sin embargo, es el síntoma neuropsiquiátrico más común en pacientes con enfermedad de Alzheimer.

Un reciente análisis, que cubrió 25 estudios, aseguró que la prevalencia de apatía (porcentaje de casos existentes) en la enfermedad de Alzhéimer oscilaba entre el 19% y el 88%, con una prevalencia media global del 49%.

Pero la apatía, además, es a menudo el primer signo de demencia. “Cuanto antes se pueda reconocer, diagnosticar y tratar la apatía, mejor se podrá abordar la demencia”, asegura la psiquiatra Jaqueline Curtis de Dallas.

Cuando un paciente tiene apatía, la motivación y la iniciativa disminuyen. Tiene menos energía y entusiasmo, y se suele aislar socialmente. Estos comportamientos aparecen uno o dos años antes de que el paciente tenga otros síntomas relacionados con la demencia.

¿Qué es la apatía?

La apatía es la falta de interés o motivación que puede afectar al estado de ánimo, al comportamiento y a las facultades cognitivas del paciente. La apatía no se debe confundir con la depresión.

Una persona apática no tiene por qué sentir tristeza o desesperanza, pero sí se puede mostrar desinteresado o desconectado con su entorno.

Existe una explicación para este tipo de comportamiento. Según el artículo, “Reconocimiento de la apatía como marcador para el desarrollo de la demencia”, tras hacer la autopsia a personas con alzhéimer, se observó que las que eran apáticas tenían más ovillos neurofibrilares (uno de los indicadores de la enfermedad de Alzheimer -depósitos de proteína tau que se acumulan dentro de las neuronas y cuya presencia provoca que estas células pierdan su capacidad de transmitir mensajes-).

También se ha demostrado que las personas con alzhéimer que sufrían apatía eran más propensas a ser portadoras del gen APOE e4, cuya presencia aumenta el riesgo de sufrir esta enfermedad.

Un paciente con apatía llevará a cabo menos actividades en su vida diaria, y si sufre una complicación, como un ictus, se recuperará más lentamente.

“En las etapas iniciales y moderadas, puede parecer que tu familiar ha dejado ‘de estar’ porque no reacciona a nada. Parece que nada le gusta. No tiene iniciativa ni siquiera para comer”, explica Laura Llaguno, Psicóloga del Centro Residencial Sanitas Alameda.

¿Qué síntomas presenta un paciente con apatía?

Disminuye su motivación y su respuesta emocional respecto del estado que tenía anteriormente. Si esa persona hubiera sufrido siempre falta motivación, no sería considerado como un paciente clínicamente apático. Para serlo, debe producirse un cambio significativo respecto a su actitud anterior. Un paciente apático debe tener un síntoma en cada una de estas tres clases de apatía:

Apatía conductual

Disminuye la motivación del paciente para llevar a cabo los comportamientos orientados a obtener un objetivo. No hará ningún esfuerzo por mantener sus actividades. Para llevarlas a cabo, necesitará de alguien que le marque qué debe hacer. Este síntoma presenta frecuentemente una falta de involucración social.

Por ejemplo, un señor, cada semana, quedaba con sus amigos para jugar a las cartas, pero, de repente, ya no quiere ir. Otras personas dejan de caminar en casa, se sientan y no se mueven o ignoran las tareas de la casa, como hacer la colada o recoger la mesa.

Apatía cognitiva

Disminuye el interés de la persona por emprender actividades relacionadas con el conocimiento. Es decir, no mostrará interés por aprender cosas nuevas y quizás le deje de interesar ocuparse de asuntos personales, como llevar un control de sus finanzas o mantener el hogar.

El paciente también puede experimentar falta de iniciativa a la hora de hablar. Para participar en una conversación, necesita, por ejemplo, que le inciten, de lo contrario permanecerá como si nada de lo que ocurriera a su alrededor le importara.

Apatía afectiva

El paciente no reacciona a la emoción y al afecto. Por ejemplo, esa persona escucha que su nieto acaba de obtener muy buenas notas en el colegio, pero, sin embargo, no manifiesta ninguna emoción, no reacciona. La persona parece como si los otros no le importaran. Raramente muestra felicidad o tristeza. Según la doctora Curtis, este tipo de apatía es particularmente confuso porque se puede confundir con la depresión.

La apatía supone también un golpe adicional para los familiares porque estos pacientes tienden a depender mucho más del cuidador, incluso para realizar tareas que podrían llevar a cabo por su cuenta. Además, esa falta de reacciones les provoca una carga emocional porque ven cómo desaparece la personalidad de su ser querido. El paciente se retira y se cierra. Muchos familiares aseguran que preferirían que tuviera trastornos obsesivo compulsivos a que se mostrara apático.

Laura Llaguno recuerda un caso que le resultó muy difícil de tratar.

“Tuvimos a una persona que había perdido a su mujer. Él tenía alzhéimer, pero, a raíz de que se murió su esposa, dejó de hablar. Ese factor desencadenante hizo que se volviera mucho más apático. Y ese cambio se produjo en solo cuatro meses. Al principio, no respondía a nadie. De hecho, nadie en el centro había escuchado su voz. Con el tiempo y mucha activación conductual, le fuimos animando, por ejemplo, a que cogiera la cuchara. La música también consiguió estimularle. Poco a poco, se fue integrando. Pero tratar la apatía es muy difícil. De hecho, es uno de los síntomas más complicados de abordar”, asegura.

 

Fecha de publicación: 25 septiembre 2019

CONDICIONES DE USO DEL SERVICIO

La información facilitada por este medio no puede, en modo alguno, sustituir a un servicio de atención médica directa, así como tampoco debe utilizarse con el fin de establecer un diagnóstico, o elegir un tratamiento en casos particulares. En este servicio no se hará ninguna recomendación, explícita o implícita, sobre fármacos, técnicas, productos, etc. que se citarán únicamente con finalidad informativa. La utilización de este servicio se lleva a cabo bajo la exclusiva responsabilidad de los usuarios.

¿TE AYUDAMOS?

Estamos a tu lado para ayudarte a buscar soluciones que se adapten a ti y a tu familiar.

01

Residencias mayores

Estancias temporales y permanentes con equipo médico propio para que tu familiar esté siempre bien cuidado.

02

Centros de día

Con servicios de estimulación cognitiva y física y un programa amplio de actividades adaptadas a personas mayores.

03

Servicios a domicilio

Amplia oferta de servicios de especialistas a domicilio para que tu familiar esté en las mejores manos: cuidadores, fisioterapeutas, enfermería…

9 Comentarios

    • Querida Francisca: Sentimos mucho no pode ayudarte porque los datos que nos aportas son insuficientes para poder aconsejarte al respecto. La mejor recomendación que podemos darte es que, si no te sientes bien, vuelvas a acudir al médico para que siga investigando tu caso. Un cordial saludo.

    • Querida Aura: Sobre tu consulta, creo que la mejor forma que tienes de permanecer informada sobre el alzhéimer es que nos sigas en Facebook, en la página que tiene Cuidar Bien. De esta forma, podrás leer los artículos que publicamos semanalmente. Muchos de ellos muestran el trabajo de nuestros profesionales con personas con este tipo demencia. Un cordial saludo.

    • Querida Candelas: Uno de los síntomas que puede aparecer en la demencia es la disminución o falta de apetito. Sin embargo, es importante descartar otras posibles causas de esta inapetencia, como la disfagia, el estreñimiento y/o las infecciones de orina o la propia medicación. También son importantes el ambiente y el menú.
      Crear un ambiente óptimo durante el momento de comer: tranquilo, sin prisas y sin agobios y, si es posible, en familia, contribuirá a que el paciente coma mejor.
      Un menú que, además de ser equilibrado, tenga una presentación agradable, que tenga en cuenta los gustos y las preferencias alimenticias de la persona, con una textura adecuada para facilitar la masticación, que la temperatura sea la correcta y que para el paciente no sea complicado de comer y con el que pueda manejar los cubiertos con facilidad serán otras medidas muy positivas para despertarle el apetito. Si aun teniendo en cuenta estos factores, el paciente continúa sin tener ganas de comer o realizando ingestas inadecuadas, mi consejo es acudir al médico que será quien valore la necesidad de introducir una suplementación (generalmente “batidos”) y/o modificar el tratamiento farmacológico con el fin de prevenir una posible desnutrición. Un cordial saludo.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

* Campos obligatorios

Artículos relacionados