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Alzhéimer viajes: cómo planear un traslado
Se recomienda que este tipo de desplazamientos solo los hagan los pacientes en fase leve o moderada y, sobre todo, mucha planificación
Una mañana cuando Mercedes fue a visitar a su madre observó que llevaba una vestido nuevo.
-“Mamá estás muy guapa con esa batita”, le dijo.
-“¿Te gusta? Me la ha regalado tu hermana. Me ha dicho que me va a llevar a la playa”, le contestó su madre.
Aquella idea le dejó preocupada. Su madre tenía alzhéimer en una fase moderada. Un viaje tan largo en coche, en pleno agosto, cuando en el sur hacía tanto calor no parecía lo más prudente. ¿Y si a la mitad del camino, su madre se empeñaba en querer volver a casa?
Su hermana le había comentado esta idea con la mejor intención, pero no había tenido en cuenta una realidad: el alzhéimer no toma vacaciones.
Si estamos pensando en emprender una viaje con nuestro ser querido, debemos sopesar los inconvenientes muy detenidamente. En este tipo de decisiones no hay lugar para la improvisación.
Cómo viajar con una persona con alzhéimer
En primer lugar, tenemos que pensar qué es lo mejor para nuestro familiar. El cuidador es el más indicado para poder valorar hasta qué punto esta persona puede realizar el viaje. En cualquier caso, se recomienda que los viajes solo los hagan personas que se encuentran en la fase leve o en la moderada.
Según Easyliving, antes de emprender el viaje debemos tener en cuenta los siguientes factores:
- Para un paciente con alzhéimer, la rutina es esencial. Las personas con demencia experimentan una mayor dificultad a la hora de intentar hacer cosas nuevas porque la enfermedad deteriora gradualmente su capacidad para planificar, iniciar o completar una actividad. Por eso, las interrupciones en la rutina diaria, como unas vacaciones, pueden elevar su ansiedad. Y el viaje es una fuente de situaciones impredecibles.
- Unas vacaciones o un viaje supone enfrentarse a nuevas caras, a un nuevo entorno, a un cambio en las rutinas o, incluso, a un cambio de hora. Afrontar todos estos cambios puede ser un desafío para nuestro ser querido.
- Una persona con demencia es más sensible al hambre, al cansancio y al malestar.
- La comunicación para nuestro ser querido se ha convertido en un proceso más difícil. Luego, encontrará dificultades para manifestar su malestar, lo que posiblemente se termine traduciendo en que la persona se muestre agitada o confusa.
- Contemplar la posibilidad de que nuestro ser querido sufra un episodio de incontinencia y, por lo tanto, prepararse para esa contingencia.
- Quizá sea conveniente que nuestro ser querido esté acompañado por dos personas durante el viaje.
- Antes de emprender un viaje más largo, probar con un traslado corto de un fin de semana.
- Ser flexible y tener preparado un plan B por si tenemos que cancelar el viaje o acortarlo. Contratar un seguro de viaje puede ser una buena opción para poder hacer frente a los cambios.
- Estar pendiente en todo momento de nuestro ser querido, incluso, cuando paremos.
Cómo planificar el viaje
- Si finalmente hemos decidido que el viaje es una buena opción, lo primero que tendremos que decidir es cuál es el medio de transporte más cómodo para nuestro ser querido.
- Es mejor no anunciarle el viaje con mucha antelación porque le provocaremos ansiedad.
Seleccionemos las horas y días en los que haya menos gente. - Elegir cuidadosamente la ruta que es más adecuada.
- Si contemplamos la opción de pasar unas vacaciones fuera de casa, estudiar la posibilidad de reservar un crucero, dado que existen muchas facilidades para las personas que tienen algún tipo de discapacidad y cuentan con un médico a bordo.
Cómo hacer el viaje en tren
- En el caso de viajar por España, el tren es una magnífica opción porque resulta más cómodo para un persona mayor, y mucho más para alguien con demencia.
- Es un medio conocido para esta generación. Además, cuenta con más espacio entre los asientos, se ve el paisaje y, durante el trayecto, si se cansa, podemos acompañar al paciente para que estire las piernas.
Cómo hacer el viaje en coche
- En caso de que necesitemos ayuda, localizar dónde podemos acudir.
- Debemos estar preparados por si nuestro ser querido cambia de opinión y quiere volver a casa. Tenemos que ser flexibles y adaptarnos a sus deseos. Si ya tenemos todo organizado, podemos esperar un poco por si vuelve a cambiar de idea. Pero nunca debemos forzarle.
- Si el viaje dura más de 5 o 6 horas, es conveniente que nos acompañe otra persona.
- Es recomendable ir con un segundo acompañante, que se sentará en el asiento de atrás con nuestro ser querido. Debemos evitar que nuestro familiar se siente delante por si se pone nervioso o intenta coger el volante.
- En caso de que se ponga nervioso, es mejor parar y tratar de tranquilizarle.
- Debemos poner el cierre de seguridad en la puerta del coche por si intenta abrirla.
- Debemos estar preparados y saber reaccionar por si llora de forma espontánea o si sufre alucinaciones o trastornos de conducta.
Cómo viajar en avión con una persona con alzhéimer
En caso de que elijamos tomar el avión, la Asociación de Alzheimer de EEUU nos proporciona las siguientes recomendaciones:
- Intentar que el vuelo sea directo.
- Si durante el trayecto se necesita hacer conexiones, organizarlas de forma de que tengamos mucho tiempo para tomarlas.
- Hacer las reservas con tiempo para que podamos seleccionar el asiento.
- Ir al lavabo antes de comenzar el vuelo, así evitaremos tener que usar los aseos del avión.
- Viajar con poco equipaje para no tener que ir muy cargados y poder estar pendiente de nuestro ser querido.
- Pedir una silla de ruedas para que nuestro ser querido no se tenga que cansar durante los desplazamientos.
Cosas que debemos llevar durante el viaje
- Prepararse para los cambios de temperatura. Vestir a nuestro ser querido con capas para que pueda ir abrigándose o desabrigándose en función de la temperatura que haya.
- Llevar los medicamentos, varias copias de la lista de los fármacos y la forma y horas en que tiene que tomarlos.
- Tener a mano los teléfono de contacto y los números a los que tenemos que llamar por si surge una emergencia.
- Llevar una almohada, algún libro, revistas, cartas, dibujos para colorear, lanas para tejer o un puzle para que se entretenga durante el viaje.
- Preparar su comida y bebida favoritas. La comida puede ser una buena distracción, y más si llevamos algo que le gusta. Debemos evitar que se deshidrate durante el viaje porque se agudizarían los síntomas de la demencia.
- Si se viaja en avión, llevar tapones para los oídos por si le duelen durante el despegue y el aterrizaje.
- Llevar una esponja y servilletas húmedas.
Una vez instalados, volver a recuperar la rutina que se tenía antes del viaje y estudiar el nuevo lugar para evitar posibles caídas.
Fecha de publicación: 5 octubre 2016
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