Cuídate
¿Qué puedo aprender de este problema?
Fortalezas mentales
Resulta que su manera de afrontar la vida se recogía en los libros y era objeto de seminarios, y hasta hoy no se había enterado. De hecho, solo hacía unas horas que había aprendido el significado de resiliencia
¿Qué es la resiliencia?
Según le acababan de explicar, es la capacidad que te permite afrontar las crisis o situaciones potencialmente traumáticas, y salir fortalecido de ellas. Justamente, la estrategia que se inventó María para superar la muerte de su padre. María tenía una máxima: ya que hay que lidiar con los problemas, intentemos obtener algo positivo de esta experiencia. Por eso, siempre se pregunta: “¿Qué puedo aprender de esto? ¿Puedo sacar algo bueno de esta situación?”. “Sinceramente” -continúa- “los problemas no se resuelven solos pero, por lo menos, encuentro una utilidad a esa dificultad. Eso me tranquiliza y me ayuda a aceptar la nueva situación”. La vida le puso de nuevo a prueba cuando tuvo que hacerse cargo de su madre tras ser diagnosticada de alzhéimer. Esta vez quiso consultar cómo se comportaría una persona resilente ante este desafío. Y buscando, se topó con el artículo Los cinco mejores modos de desarrollar resiliencia, publicado en el magazine de salud Experience Life.
- Aumenta tu positividad. Eso significa que tenemos que romper con una tradición codificada en nuestros genes: nuestros mecanismos de supervivencia hacen que nuestros cerebros presten más atención a las experiencias negativas que a las positivas. Una persona resilente evita caer en esa trampa y valora también todo lo bueno que le está pasando. Barbara Fredrickson, autora del libro Positivity, afirma que por cada experiencia negativa necesitamos tres positivas. Eso significa que María tiene que fijarse más en tres cosas buenas que le hayan pasado.
- Vivir para aprender. Otra de las claves es ser capaz de mirar al problema de frente y preguntarse: ¿Cuál es la solución? ¿Qué puedo aprender de esta experiencia? En vez de ¿Quién tiene la culpa? Esta estrategia para resolver los problemas ha sido desarrollada por el psicoterapeuta y coach ejecutivo Marilee Adams. Su forma de afrontar los problemas mejoran el modo en que nos relacionamos con los demás, y el desarrollo de relaciones significativas es otro componente esencial de la resilencia.A Marta le costó aceptar esta nueva situación. Tardó en visitar una asociación de pacientes y en participar en los foros. Y, sin embargo, conocer a otras personas que estaban pasando por lo mismo le ayudó mucho. Después de escuchar todas esas historias, pudo ver su caso con perspectiva. No era el único ni el más difícil. Su madre la estaba ayudando a desenterrar la ternura: algo que ella se había encargado en sepultar tan profundamente, que casi dudaba si la tenía.
- Abre tu corazón. Parece ser que los actos de bondad provocan un aumento de la serotonina (un neurotransmisor asociado con sentimientos de felicidad y bienestar). Pero no solo consiste en dar, también en agradecer lo que se recibe. La trabajadora social clínica Darcy Smith recomienda que se inicie un diario de gratitud de 30 días en el cada persona agradece algo de lo que recibe. La idea es que seamos capaces de valorar lo que tenemos. Muchas de estas cosas son estables en nuestra vida y por eso se desvanecen a nuestros ojos. Simplemente, no las vemos hasta que las perdemos. Según Fredickson, a veces es bueno hacer el ejercicio de imaginar cómo las cosas podrían haber sido si se hubieran desarrollado de otra manera. ¿La vida de María sería mejor si su madre no hubiera tenido alzhéimer? Todavía no tiene una respuesta… Lo que sí sabe es que enfermedad ha hecho que aflorase el enorme cariño que siente por ella.
- Cuida de ti mismo. Gozar de buena salud y tener hábitos saludables es la base para construir una resilencia mental y emocional. Comer bien, dormir y mantener los niveles de estrés bajos influirá en que seamos menor frágiles ante los reveses de la vida. Y viceversa, nuestra resistencia física también influye en nuestro bienestar mental. Imágenes de nuestro cerebro, obtenidas por PET y MRI (técnica de imagen híbrida que combina la tomografía de emisión de positrones con la resonancia magnética) muestran que hay actividad en las regiones asociadas a la toma de decisiones, la memoria y el procesamiento de emocional cuando nuestro cerebro, aparentemente, no está trabajando. La relajación y los descansos mentales mantienen a raya las sustancias químicas asociadas al estrés. Los expertos afirman, añade Fredickson, que pasar 20 minutos al aire libre cuando el tiempo es bueno, contribuyen a que seamos más comunicativos y abiertos de mente. “Otros estudios” -continúa- “han mostrado que estar en contacto con la naturaleza combate la ansiedad y la depresión, mejora el sistema inmunitario y reduje los niveles inflamatorios en nuestro cuerpo”. Así que tiene no es casual que a María se le ocurran las mejores ideas o tome buenas decisiones mientras se ducha o cuando sale a correr por el parque. Esas escapadas y el gimnasio son su bien más preciado.
- Aferrarse al humor. “El humor mejora la supervivencia por varias razones”, asegura Al Siebert, experto en resilencia y autor de “La personalidad del superviviente”. Reír reduce la tensión a niveles moderados. “Jugar con una situación lleva a esa persona a sentirse más poderosa. Al jugar con ella se crea en sentimiento de posesión, algo así como: este es mi juguete, luego yo soy más grande. No me dejaré asustar”, asegura el experto. En la vida de María, este espacio lo ocupan las bromas que hace con otros familiares que se ocupan de cuidar a su padres.
Fecha de publicación: 25 mayo 2015
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