Cuídate
Qué es la fragilidad y cómo afecta al paciente con demencia
Este síndrome expone a la persona a sufrir una mayor dependencia y aumenta su morbimortalidad
Los trastornos asociados a la propia evolución de la demencia hacen que este tipo de paciente sea candidato a ser una persona frágil, lo que conlleva ser más dependiente y que aumente su morbimortalidad. Entender qué encierra este concepto y aprender a combatirlo hará que nuestro ser querido tenga una mejor calidad de vida.
El caso de Alicia
Alicia nunca se había tenido que preocupar de que su madre comiera hasta que un día, al abrir el frigorífico, observó que las judías verdes llevaban ya varios días hechas y que todavía no se las había terminado.
Aquello le chocó. Una semana después volvió a abrir el frigorífico y observó que su madre había cocinado otra vez el mismo plato. Durante las siguientes semanas, siguió vigilando lo que ocurría y se percató de que ella comía poco y siempre lo mismo. Siguió observando y notó que la ropa cada día le estaba más holgada.
Se lo comentó, pero su madre no le dio ninguna importancia. A partir de ese momento, Alicia estuvo más encima. Sin embargo, aquello no le hizo sospechar lo que más tarde su médico le confirmó: su madre tenía demencia.
Lo que le ocurría a la madre de Alicia no era un hecho aislado. La progresiva pérdida de peso suele ser una característica común de las personas que se hacen mayores. Y la desnutrición representa un paso más al asociarse con problemas de salud, pérdida de movilidad, pérdida de independencia y mortalidad.
Pero cuando aparece en escena la demencia, la situación se complica todavía más. El inicio de esta enfermedad se asocia con décadas de pérdida gradual de masa corporal. Esta pérdida de peso aumenta durante los 3 y los 6 años anteriores a la aparición de los primeros síntomas y, a partir de entonces, continúa.
¿Por qué la desnutrición es más común en las personas con demencia?
La pérdida del gusto y del olfato aumenta con la edad, pero afecta más a este tipo de pacientes. Lo que significa que dejan de disfrutar con la comida.
El deterioro cognitivo, como la pérdida de memoria, la apatía y los problemas relacionados con la función ejecutiva, que afectan a la capacidad para planificar, iniciar, secuenciar, monitorizar o parar un comportamiento complejo, provocan que estas personas tengan problemas para obtener los alimentos y para cocinarlos.
Una persona con demencia puede necesitar que alguien le pida que coma. Y en las etapas más avanzadas de la enfermedad, cuando el paciente no es capaz de utilizar los cubiertos para comer o ya no puede distinguir la comida de lo que no lo es o cuando se niega a abrir la boca o mastica y no traga, todo este tipo de comportamientos hacen más difícil su alimentación. Una situación que para manejarla requerirá de la atención de un cuidador.
En esas etapas de la enfermedad, lograr que la persona con demencia tenga una dieta adecuada es todo un desafío. Por eso, entre estos pacientes se da una alta prevalencia de desnutrición.
Según El libro blanco de la fragilidad, de la Sociedad Española de Medicina Geriátrica (SEMEG), la malnutrición, el riesgo de malnutrición, la pérdida de peso y el bajo peso corporal han mostrado estar relacionados con la fragilidad.
Un estado clínico en el que la persona se vuelve más vulnerable al contar con menos reservas y menos capacidad de resistencia ante agresores externos. Esta vulnerabilidad provoca que estas personas tengan un mayor riesgo de morbilidad, discapacidad, mala calidad de vida y mortalidad.
¿En qué consiste la fragilidad física?
El consenso sobre fragilidad, desarrollado por 6 sociedades internacionales, una europea y otra de EEUU, acordó cuatro puntos para definir la fragilidad física.
- La fragilidad física es un síndrome físico producido por múltiples causas que se caracteriza por una reducción de la fuerza, la resistencia y una función fisiológica disminuida que aumenta la vulnerabilidad de la persona. Una situación que la expone a sufrir una mayor dependencia y aumentar su morbimortalidad.
- Puede ser prevenida o tratada mediante el ejercicio, suplementos ricos en proteínas, vitamina D y la reducción de la polimedicación.
- La detección y la prevención precoz de la fragilidad es esencial para impedir su desarrollo y sus consecuencias para la salud. Para ello, se han desarrollado tests sencillos, como la escala FRAIL.
- Para facilitar el tratamiento de estas personas, todos los individuos mayores de 70 años y todos las personas con una significativa pérdida de peso (superior a un 5%), debido a una enfermedad crónica, deberían ser examinadas para detectar sí son o no frágiles.
¿Cómo se puede abordar la fragilidad física?
Los autores de consenso acordaron que hay cuatro posibles tratamientos que parecen haber resultado eficaces frente a la fragilidad.
- Ejercicio, tanto aeróbico como para aumentar la resistencia del paciente. El ejercicio en personas frágiles aumenta el rendimiento funcional, la rapidez al andar, ayuda a mantener la posición sobre la silla, a subir las escaleras y el equilibrio.
- Apoyo nutricional rico en calorías y en proteínas. La pérdida de peso es uno de los componentes más importantes del síndrome de la fragilidad. El suplemento calórico favoreció el aumento de peso y redujo la mortalidad y las complicaciones en personas desnutridas. Los suplementos ricos en proteínas aumentan la masa muscular, reducen las complicaciones, aumentan la fuerza y el peso y refuerzan los beneficios obtenidos con el ejercicio.
- Vitamina D. Entre las personas mayores que tienen un déficit de vitamina D, hay evidencias de que los suplementos ricos en Vitamina D reducen las caídas, las fracturas de cadera y la morbimortalidad. También mejoran la función muscular.
- Reducir la polimedicación. La polifarmacia está reconocida como el elemento que más contribuye al desarrollo de la fragilidad. Reducir la toma de medicinas que no son necesarias hace que el paciente tenga menos efectos secundarios.
Fecha de publicación: 22 julio 2020
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