Cuídate
Cómo se debe luchar contra el estrés
El primer paso es identificar qué es lo que te hace perder los nervios
“Muchas veces siento que no puedo más. El nivel de dedicación que requiere cuidar a mi madre, cada vez es mayor, y creo que no voy a ser capaz de estar a la altura”. Este pensamiento atormentaba a Antonio, que, desde que la fábrica en la que trabajaba cerró, se dedicó a cuidar a su madre. Soltero y cerca de los 60 años, no dudó en tomar esta decisión. Sin embargo, ahora, cuatro años después, el estrés se ha apoderado de su vida y no sabe qué hacer para lidiar con él.
Pero ¿qué es el estrés? Se define como una respuesta automática a las situaciones de peligro. Nuestro cerebro y nuestro cuerpo liberan hormonas que elevan la presión sanguínea y provocan que el corazón lata más rápido. Sin embargo, es un recurso que nos mantiene alerta ante las circunstancias que podrían suponer un peligro para nosotros. Gracias a esta reacción de nuestro organismo, somos capaces de anticiparnos y enfrentarnos a los desafíos. Así que lo que hasta ahora se había considerado como algo muy negativo, resulta que es un proceso imprescindible para poder adaptarnos.
Y si al final el estrés no es tan malo como lo pintaban ¿qué tendríamos que hacer para poder hacerle frente y extraer su parte positiva? ¿Qué tendría que hacer Antonio cuando ve que el trabajo crece y crece y solo cuenta consigo mismo?
Lo importante es identificar qué es lo que realmente le estresa. Para ello, cuando acabe el día, Antonio va a llevar a cabo una tarea más, sí, una tarea más: escribir en un cuaderno qué cree que le hace perder los nervios, en qué momentos piensa que la tarea de cuidador le supera.
Por ejemplo: el trabajo de la casa (hacer la comida, la compra, limpiar, mantener la casa en orden); atender a su madre; manejar sus cambios de humor, sus reclamos de atención, verla alejarse de la mujer que fue, tener cada vez menos tiempo libre, no saber qué hacer cuando tiene problemas al tragar….
Una vez enumeradas todas las tareas, Antonio se dio cuenta que necesitaba cambiar varios aspectos de su trabajo:
- Tener más tiempo libre.
- Contar con una ayuda que además supiese cómo cuidar a las personas con alzhéimer para que le enseñara qué hacer cuando su madre, por ejemplo, no paraba de pedirle cosas.
Antonio ya había dado el primer paso, probablemente el más importante, pero todavía le quedaba alguno más. Cuando sintiera otra vez que el estrés se apoderaba de él, tenía que hacer dos ejercicios:
- Alejarse. Respirar hondo y tomarse cinco minutos para tranquilizarse y ordenar sus pensamientos.
- Dirigir su atención hacia los aspectos positivos. Pensar en todas las cosas que ha hecho bien y aceptar que hay otras que no puede controlar. Recordar el beso que su madre le da todas las mañanas.
Fecha de publicación: 18 noviembre 2014
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