Cuídate
Cómo mantener las cervicales en plena forma
Ejercicios para cuidadores de personas con alzhéimer
Un día Laura intentó mirar por detrás de su hombro derecho y no pudo. Para lograr hacer el movimiento completo necesitó empujar su cuello con la otra mano. Solo así llegó a alcanzar a ver el ángulo que buscaba. Pero ¿cómo había llegado a ese estado? ¿Cuándo había empezado a perder movilidad?
Por más que lo intentaba averiguar no podía recordarlo. Laura se encargaba de cuidar de su madre, Amparo, que sufría alzhéimer. Amparo ya no podía caminar y dependía de ella para todo.
Laura hace honor a las estadísticas. Según datos facilitados por Family Caregiver Alliance, las dolencias físicas entre los cuidadores de alzhéimer se producen con frecuencia.
Un estudio apunta a que más de un tercio de las cuidadoras se ocupan de proporcionar una atención continua e intensa a los demás, mientras que su propia salud se resiente. En otra investigación, se observó que las mujeres mayores que cuidan a un ser querido con demencia son las más susceptibles de que su salud empeore porque reciben menos ayuda de los miembros de su familia. Y en otro estudio, realizado en el 2003, se encontró que un 26% de las cuidadoras reconocía que tenía mala salud, en comparación con el 12% de la mujeres en general.
Los datos no dejan lugar a dudas. Las cuidadoras deben ocuparse de su salud seriamente. Y un elemento fundamental para mantenerla es el ejercicio físico.
La actividad mantiene la energía, reduce la depresión y el estrés porque se liberan endorfinas –sustancia química natural que se libera en el cerebro para reducir el dolor y que, en grandes cantidades, logra que te sientas relajado o lleno de energía– mantiene y mejora su fuerza física, previene las enfermedades crónicas, como la diabetes, las enfermedades coronarias y la osteoporosis.
Por eso, con este artículo iniciamos una serie de ejercicios que pretenden conseguir que el cuidador se mantenga en forma.
Antes de empezar a explicar cada ejercicio, Go4life nos proporciona algunos consejos generales:
- El cuidador tiene que ser constante y hacer ejercicios todos los días. Si no puede dedicar cada día una media de 30 minutos, los puede dividir en tres minisesiones de 10 minutos cada día.
- Para ser constante lo mejor es mantener una disciplina. Reservar horas concretas durante la semana para realizar los ejercicios.
- Si los practicas con un amigo, conseguirás un beneficio añadido: apoyo emocional. En caso de que no puedas, dar un paseo con un conocido puede ser una magnífica solución para hacer ejercicio y desconectar. Otra opción, es conseguir dar un paseo con la persona a la que cuidas.
En primer lugar, nos ocuparemos de las cervicales:
Según la página web Saber vivir, los movimiento en esta zona tienen que ser suaves y lentos. El objetivo es relajar las tensiones que tengamos en esta zona y tonificar la musculatura del cuello para reforzar las cervicales y evitar que se formen arrugas.
- Levanta ligeramente el cuello y la cabeza sin dejar que todo el peso caiga en la nuca. Permanece 10 segundos mirando al techo, baja la cabeza y coloca la cabeza en un posición neutra (mirando al frente), luego mira al suelo y permanece así 10 segundos más. Realiza el ejercicio de modo consecutivo: arriba, al centro y abajo; abajo, al centro y arriba, de modo muy lento, acompasado de la respiración. Practica entre 10 y 20 repeticiones.
Beneficios: Con este ejercicio conseguirás estirar la musculatura y calentar, movilizar las cervicales para desbloquearlas y reforzar la musculatura que las sujeta.
- Inclina la cabeza hacia un lado, sitúala en el centro e inclínala hacia al otro, como si quisieras pegar tu cabeza al hombro. Practica de 10 a 20 repeticiones cada vez.
- Con la cabeza recta, inhala, y, al exhalar, gira la cabeza hacia a un lado; mantén la postura 6 segundos. Sitúa la cabeza en el centro y repite la operación girando la cabeza hacia el otro lado. Repite el ejercicios entre 10 y 20 veces.
Beneficios: con este ejercicio se combate la flacidez y las arrugas que se forman alrededor del cuello (aros) y se evitan las tensiones en el cuello y en las cervicales. El movimiento puede llegar a notarse incluso en la espalda.
Laura ya se ha puesto a la tarea. Ha imprimido la infografía, que acompaña este artículo, y la ha pegado en la nevera con un imán.
Ha programado su móvil para que la alarma la avise porque tiene previsto robar 10 minutos antes de desayunar, mientras hace la comida y cuando prepara la merienda.
Nos ha prometido compartir los resultados en Facebook al cabo de los tres meses. ¿Te animas?
Fecha de publicación: 6 julio 2016
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